martes, 20 de septiembre de 2011

CRISIS



Anoche, estaba viendo CSI y me quedé dormido. Tuve un sueño.

Erase una vez un humilde trabajador que tenia una buena familia. Su vida consistía en trabajar y ahorrar todo lo que estuviese en sus manos para cuando llegara el momento de las vacas flacas. Sabía que el tiempo de bonanza no seria para siempre y como buen previsor que era, intentaba administrar lo mejor posible su dinero.

Mientras, veía como otros iban de fiesta en fiesta, de bar en bar, de viaje en viaje, de compra en compra ...

Ellos disfrutaban. Ellos se divertían. Ellos dilapidaban su dinero sin importarles el mañana.

Mientras, este hombre humilde, también disfrutaba. También se divertía. Pero si ellos lo hacían 10 veces, él solo una.

Y llegó la crisis. Llegaron las vacas flacas. Y la gente no llegaba a fin de mes. No sabían como hacer para vivir y no morir en el intento.

El hombre humilde también lo notó. La crisis era fuerte pero tenia reservas para ir echando mano en cuanto le hacia falta.



Y llegó la ley. Esa ley que decía que todo aquel que tuviera dinero, más que los demás, más que la mayoría, tenia que dar cierta parte para ayudar al Estado, a los necesitados, a los jóvenes, a los parados.

El hombre humilde entendía que la ley era necesaria pero tremendamente injusta.

Los que más tenían, los que no sabían ni lo que tenían, ya se encargaban de hacer desvanecer su dinero, de formas diversas y seguramente legales pero que solo saben o pueden hacer ellos, para aparecer como los que no tienen o tienen solo un poquito.

Por otro lado, los que habían tenido pero se lo habían gastado viviendo por encima de sus posibilidades, disfrutando 10 veces más que nuestro humilde hombre, ahora eran los que se beneficiarían de ayudas y compensaciones.

Y el estado, bancos y demás "poderes" económicos que habían hecho lo que habían querido durante todo el tiempo de bonanza, pasaban página, no asumían su culpa y ahora se ponían en la cola de los que exigían.

Nuestro hombre humilde vio como sus ahorros se evaporaban. Vio como su esfuerzo cayó en saco roto. Vio como una vida de trabajo y sacrificio no había servido para nada pues ahora se encontraba en la misma situación que los otros, pero sin ayudas, compensaciones ni beneficio propio.

Lo peor de todo era el pensar como le iba a explicar a sus hijos la moraleja de esta historia. Y su expresión cambió a un manto de tristeza cuando se dio cuenta de los valores que estábamos transmitiendo a la generación que mañana será el futuro de todos nosotros.

Es esto realmente lo que queremos?

Seguramente NO pero es lo que está pasando.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

EL MES DE LOS COLECCIONABLES



Llegó Septiembre. El mes de los coleccionables, de las promesas, de las buenas intenciones, de los propósitos ...

Todos los años igual. Y todos los años, seguramente, el mismo resultado.

Me compro este o aquel coleccionable y si paso de la tercera entrega ya será todo un logro.
Me propongo un sinfín de cosas que, a los pocos días, seguramente se me habrán olvidado.

Gimnasio, dejar de fumar, estudiar, practicar algún deporte ... son algunos de esos propósitos que se quedan en eso, propósitos.



Septiembre también es el mes de la vuelta a la rutina. Es un mes para volver a empezar.

Llegamos del verano. De las vacaciones. A veces, a estas alturas, ya se nos han olvidado esos días de divertimento, de desconexión total, de disfrute con la familia. Y toca de nuevo ponerse las pilas.

Suele ser un mes con grandes expectativas. Un mes cargado de ilusión y muchos proyectos. Proyectos personales, familiares y/o laborales.

Pero, que pasa cuando van pasando los días y esas ilusiones y proyectos no se materializan o no toman cuerpo?

En ese momento, tenemos que ser fuertes, afrontar la adversidad, superarnos así mismos con más ilusión y esfuerzo, si cabe. Pues, si claudicamos, nos desilusionamos, abandonamos y no hacemos nada porque las cosas salgan ... habremos caído en las redes de los coleccionables.

Tendremos en nuestras estanterías los fasciculos 1 y 2, perfectamente colocados pero no sabremos nunca como seria el poder disfrutar de toda la colección. Eso sí, tendrás un recuerdo diario de algo que pudo ser y nunca fue.

Encima, masocas!.